Seguro que en alguna ocasión has escuchado hablar sobre el altruismo, asociado con el deseo de ayudar a los demás, beneficiar a otros pero sin la expectativa de obtener ningún beneficio a cambio. Desde la Psicología Social (rama de la psicología que se encarga del estudio de las interacciones sociales y funcionamiento social) incluye al altruismo dentro del comportamiento prosocial, este se refiere a todos aquellos actos valorados positivamente por la sociedad. Los comportamientos de ayuda son una forma de comportamiento prosocial.
Ahora bien, ¿alguna vez te has planteado el por qué las personas ayudan a los demás?
Obviamente es una cuestión importante y para la psicología social no ha pasado desapercibida. A lo largo de los años ha habido multitud de investigaciones que han tratado de responder a esta cuestión. A continuación vamos a analizar los distintos puntos de vista, ¿estás preparado/a?
– Tendencia innata
Desde la posición biológica indica que los seres humanos tienen una tendencia innata a ayudar a los otros, como la tendencia innata a comer y a beber, incluso se plantea que los genes pueden tener algo que ver con todo esto. Las investigaciones hablan de una influencia genética en el altruismo, el llamado “gen altruista”. Si bien, no ha sido aceptada como una explicación única por falta de pruebas contundentes.
– Empatía
La perspectiva biológica no parece dar una explicación suficiente, los teóricos han seguido investigando, en esta ocasión han tratado de relacionar los factores genéticos con los ambientales, y es aquí cuando entra en juego la empatía. La empatía es una respuesta emocional al sufrimiento de otra persona, dicho de otro modo, es la capacidad de sentir, identificarse y experimentar las emociones, pensamientos incluso actitudes de otras personas. Desde este punto de vista, la empatía nos incita a actuar ayudando a la persona que está experimentando algún sufrimiento.
– Calculando ¿coste-recompensa?
Desde esta teoría se defiende que las personas antes de ayudar evalúan las consecuencias de actuar. Hablan incluso de costes empáticos de no ayudar ¿Sabíais que no prestar ayuda también implica costes? Está relacionado con emociones desagradables, como la angustia.
– Aprender a ser solidario
El foco de las investigaciones recientes postula que los comportamientos de ayuda se aprenden, pudiéndose adquirir en la infancia a través por ejemplo de la observación de otros. De acuerdo con esta teoría “un modelo que nos muestra cómo realizar un acto solidario nos recuerda que la ayuda es apropiada, aumenta nuestra confianza en poder ayudar y nos da información acerca de las consecuencias de ayudar a los otros”
Por lo tanto ¿podemos aprender a ser solidarios? La respuesta es sí, podemos incluso enseñar a los demás cómo serlo. Como dice Branden “nuestra seguridad sólo puede consistir en nuestra capacidad de aprender”.
¿Qué te ha parecido las distintas explicaciones? ¿Con cuál estás más de acuerdo? Déjanos tu opinión estaremos encantad@s de leerte.
“Los actos pro-sociales nutren una relación y ayudan a definir las identidades de los involucrados”.
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